La planificación de la enseñanza, aunque sabemos que debe ser una actividad obligada y necesaria que perfeccione nuestra práctica, es vital y necesaria ya que nos permite abordar los contenidos partiendo de las necesidades, expectativas y saberes previos de nuestros estudiantes. Lo que facilitara el proceso de aprendizaje de estos. La planeación no permite la improvisación sino que estructura y organiza nuestras actividades y permite reconocer falencias para mejorarlas, nos brinda la oportunidad de definir lo que es importante para los y las estudiantes y así hacer una buena orientación de su aprendizaje.
Planear permite al docente:
Ser organizado y llevar un proceso continuo de sus estudiantes lo que le permitirá ver sus avances, mejorar estrategias profundizar contenidos, aplicar y compartir experiencias etc.
Seleccionar los contenidos adecuados y pertinentes para la formación de los y las estudiantes.
Crear objetivos y metas de aprendizaje sobre bases reales
Aplicar diferentes métodos y estrategias de enseñanza y evaluación
Reflexionar sobre su forma de trabajar, su propio aprendizaje y el de nuestros estudiantes
Elimina la dependencia excesiva del azar.
Permite tener el control sobre los procesos, seguridad en lo que se propone, confianza en sí mismo y en la propuesta.
Favorece la eliminación de programas incompletos ya que implica profesores de reflexión en torno al proyecto del área.
Favorece el mejor aprovechamiento del tiempo.
Favorece la creatividad y refuerza los vínculos de equipo y el trabajo colaborativo.
Guía los procesos interactivos de enseñanza-aprendizaje que se ponen en práctica.
Permite adaptar el trabajo de cada profesor(a) a las características de su grupo.
Genera crecimiento profesional por que se favorece la toma de decisiones conscientes, a través de la reflexión y autorevisión de lo que sucede en el salón de clases.
No olvidemos que “Los Docentes no planifican fallar, pero fallan por no planificar”
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